El blog de epyblast

¿Cómo es posible que a estas alturas de la vida haya gente que sin tener ni puta idea salgan a flote día tras día en un negocio como el de las tecnologías de la información?

Hay muchas, muchas personas de éstas, y lo que es peor, ¡creo que cada vez hay más! ¡se multiplican! Yo los llamo (no siempre, pero hoy he decidido llamarles así) "los enteraos".

El enterao es una persona que no sabe ni en qué cojones trabaja. Va todos los días a la oficina, charla con unos, con otros, pone caritas, y usa su verborrea para tapar la realidad: no tiene ni zorra de lo que habla.
A los enteraos se les puede escuchar defender cualquier estupidez, e incluso inventarse palabras para salir del paso (esto mola, pues si tú te inventas una "al vuelo", y le increpas con ella, el enterao la utilizará para defenderse, como si estuviera al corriente de su existencia). Un enterao además pone esas caras que dicen "anda chaval, que no tienes ni idea" mientras te discute. Los hay que además fantasean, los hay que inventan las historias al vuelo, los hay que incluso se las deben hasta creer, y los hay que no se dan cuenta que sus historias son tan infantiles e irreales, que el bochorno se puede sentir en muchos metros a la redonda. (Verídico, de éstos conozco a uno).

Uno de mis grandes descubrimientos, en lo que a enteraos respecta, fué el "pake". Pake era (y no es que ya no lo sea, pero hace mucho que no le veo) un tipo de aspecto lamentable, que no era capaz de pronunciar las palabras "lo que pasa es que", así pues decía "pake", para resumir, vamos. El muy ilustre soltaba diariamente cada lindeza, que daba miedito.
El día que le conocí, mi jefe (y además compañero) le preguntó por cómo iba un desarrollo que un mes antes le había asignado. Pues si, llevaba todo un mes migrando triggers de Interbase a SQL Server. Su respuesta fue (revolviendo papeles y moviendo el ratón) "pues no se dónde he puesto los ficheros, estaba con ellos ahora mismo, y no se dónde los he puesto, los busco y luego te digo algo". ¿Un mes trabajando en algo, y no sabes dónde están los ficheros que contienen el resultado de tu esfuerzo? Pasé una vergüenza ajena terrible. Un gran primer día de trabajo aquel. Inolvidable, si señor.
Pake siempre daba suculentas explicaciones a la gente sobre "asuntos de informática", y tenía un pequeño negociete que compaginaba con el trabajo por cuenta ajena. Se dormía en su silla (lo certifico, y varios pueden corroborarlo), y aunque se despertaba, veía que no había moros en la costa, y volvía a dormirse.
Recuerdo un gran momentazo en el que le indicaba a su mujer por teléfono que hiciese un pedido de tarjetas de red (los que conozcáis la marca, preparaos) "sisi, apunta, si, a ver, tal y como suena, «overlín», sí, como suena, joder, «overlín»". Todo esto con ese simpático tartamudeo que gastaba. Madre mía, la de risas que me puedo haber echado con éste elemento.
A Pake podría definirlo como "un sinvergüenza que sin tener ni puta idea, sobrevive echándole mucho morro y más imaginación".


Años después apareció "el ciprés". El ciprés (mujer, pero la bautizamos así por su habilidad para ponerse a tu espalda mientras trabajabas, a mirarte cómo tecleabas, absolutamente inmóvil) era un personaje de lo más peculiar. En su primer día de trabajo con nosotros, creyó que eramos alguna especie de administrativos (pues el departamento en el que trabajábamos era Control Económico), así que se permitió la licencia de decirnos "vengo a descansar un poco, que estoy cansada de ser consultora", a lo que preguntamos "¿en qué lenguajes sabes programar?". No imagináis la respuesta... "en TODOS", escupió sin titubear la muy cabrona.
Pues bien, la última lindeza del ciprés fue tan impactante que tuve que echarme sobre la mesa para descojonarme agusto. El caso es que la notaba como intranquila, nerviosa, toquiteaba todas las teclas del PC, así que le pregunté "¿qué te ocurre?", y ella me respondió "es que no se qué le pasa, hay un proceso que está inactivo y no lo puedo terminar". Vi que tenía abierto el administrador de tareas de Windows, y que tenía seleccionado un proceso. Pulsaba "terminar", y obtenía un error como respuesta... ella insistía "es que se come casi el 100% del procesador! y no se deja terminar!". Me arrimé a su puta pantalla para descubrir lo que jamás hubiera imaginado. El proceso que intentaba "matar" era un tal "Proceso inactivo del sistema". Fui malo, lo se, pero no podía más. Me descojoné en su cara, y lo certifico: lo merecía.
El ciprés se marchó un viernes a casa, y el lunes no apareció. Le dejaron un mes de plazo para aprender (de verdad, para aprender y nada más, pero cobrando, claro) Delphi, y cuando pasó el mes y tuvo que demostrar su valía, prefirió no pasar más vergüenza, y largarse sin decir adiós.

Hace no mucho descubrí otro enterao, pero de éste os hablaré más adelante, pues tengo mucho que aprender de él. Espero que las anécdotas sean tan jugosas como las que recuerdo de los anteriores, y os aseguro que promete. Démosle tiempo a ver cómo respira, pero puedo anticiparos que supera, y con creces, todo lo anteriormente conocido. Hacía mucho que no veía a alguien mentir tan descaradamente, e intentar tomar el pelo a varias personas a la vez, con cuentos que posiblemente sólo él se estaba creyendo (eso es lo peligroso del asunto).

Bueno, os dejo este enlace, al que he llegado vía meneame.net, en el que hay un recopilatorio de perlitas de un "ciber"enterao, pero que son muy muy próximas a lo que uno puede encontrarse en el día a día. Merece la pena su lectura.

Etiquetas: coñas, enterao, informatica