miércoles, junio 20, 2007
El PSOE nos quiere meter a los españoles un pincho por el culo
Leo en www.elmundo.es que una tal Inmaculada Rodríguez-Piñero, que al parecer se lo cobra bien como secretaria de economía y empleo del PSOE, propone que los despidos a personas con contrato indefinido sean más baratos (WTF!)
Igualmente dice, sin que se le acelere el pulso, que habrá que fusilarse las deducciones en el IRPF por vivienda habitual (si, esa en la que has de haber vivido un mínimo de tres años para poder venderla), y sin embargo ayudar a la hora de comprar las viviendas.
Si señor, ahora que estamos enfrascados en unas hipotecazas de ochenta mil millones de cojones, pares, a la señora se le ocurre que quitándonos la deducción, nos hará un favor, permitiendo que los jóvenes puedan comprar así su vivienda.
Pues mire usté, señora inmaculada de nombre, resulta que lo único que favorecería sería que los promotores pidieran más pasta para la entrada, apoyándose en que el estado subvenciona, incrementando aún más el precio de la vivienda, además de favorecer igualmente que luego nos veamos con los huevos bien pillados a la hora de pagar año tras año la dichosa hipoteca que, al menos en mi caso, ya viene costando más de 1.000 euritos de nada (recordad, no son 100.000 pesetas, sino 166.386) y no, no soy de esos que compraron un superchalé con zonas ajardinadas, portero y servidumbre.
Creo que es interesante indicar que aquí, el partido político "socialista" que nos gobierna, está dispuesto a llevar a cabo el abaratamiento de despidos si la patronal (como no) y los sindicatos (también como no) lo acuerdan así. ¿Alguien pone en duda que así será?
Asco de gentuza. Ponía software sustituyendo a jueces, políticos, gerentuchos de empresa, y panda de vagos chupatintas de la administración. Como siempre, seguro que hay gente buena en todas partes, pero es que yo no los veo!!!
P.S.: Podían haberse gastado un poquitín en photoshop en este caso, en vez de haberlo "gastao" todo en la previa campaña electoral, ¿que no?
Igualmente dice, sin que se le acelere el pulso, que habrá que fusilarse las deducciones en el IRPF por vivienda habitual (si, esa en la que has de haber vivido un mínimo de tres años para poder venderla), y sin embargo ayudar a la hora de comprar las viviendas.
Si señor, ahora que estamos enfrascados en unas hipotecazas de ochenta mil millones de cojones, pares, a la señora se le ocurre que quitándonos la deducción, nos hará un favor, permitiendo que los jóvenes puedan comprar así su vivienda.
Pues mire usté, señora inmaculada de nombre, resulta que lo único que favorecería sería que los promotores pidieran más pasta para la entrada, apoyándose en que el estado subvenciona, incrementando aún más el precio de la vivienda, además de favorecer igualmente que luego nos veamos con los huevos bien pillados a la hora de pagar año tras año la dichosa hipoteca que, al menos en mi caso, ya viene costando más de 1.000 euritos de nada (recordad, no son 100.000 pesetas, sino 166.386) y no, no soy de esos que compraron un superchalé con zonas ajardinadas, portero y servidumbre.
Creo que es interesante indicar que aquí, el partido político "socialista" que nos gobierna, está dispuesto a llevar a cabo el abaratamiento de despidos si la patronal (como no) y los sindicatos (también como no) lo acuerdan así. ¿Alguien pone en duda que así será?
Asco de gentuza. Ponía software sustituyendo a jueces, políticos, gerentuchos de empresa, y panda de vagos chupatintas de la administración. Como siempre, seguro que hay gente buena en todas partes, pero es que yo no los veo!!!
P.S.: Podían haberse gastado un poquitín en photoshop en este caso, en vez de haberlo "gastao" todo en la previa campaña electoral, ¿que no?
viernes, junio 08, 2007
Suspensión de pagos por particulares
Acabo de leer en meneame.net una noticia publicada en 20minutos.es referente a la gran desconocida posibilidad que los particulares tenemos desde 2004, y es que, al igual que las empresas, podemos "dar" suspensión de pagos, aplazando nuestros pagos a acreedores y demás, e incluso rebajándolos (wow).
Por lo visto el año pasado 53 familias hicieron uso de esta modalidad de "quiebra" (sin serlo), y en el primer trimestre de este año, 20 ya lo han hecho.
Según los datos que da la noticia, la época en la que más casos de este tipo se dan es después del verano (ya sabéis, bien de vacaciones, bien de comprar ropa, y utensilios para estas fechas, y luego viene la cruda realidad: te has "quedao" sin un pavo).
El caso es que, sabiendo que la reducción de la deuda puede alcanzar el 50%, y que la única pega es que embargan tus bienes (supongo que se referirá a que no puedes venderlos hasta que no se llega a un acuerdo, y listos), dan ganas de ir por la vida de listo, y empezar a dejar de ser el tonto de los cojones que siempre paga el IRPF, la SS, el IVA, el Impuesto de Vehículos, el IBI, la ITV, y la madre que los parió, para convertirse uno en un supervillano que esquiva a los acreedores, que se ríe en su cara, evadir todos los impuestos, y vivir al margen de la ley. Y es que no se por qué me da que para hacerse uno rico, no basta con trabajar... para hacerse rico hay que robar como el que más, por que el que trabaja es el que paga los impuestos, y con ellos se nutren los que no tienen, y los que son ricos por que roban y defraudan, así que alaaaaa!!! todo el mundo a dar suspensión de pagos ahora mismo!!!
jueves, junio 07, 2007
Sueños, imaginación, edad y otras cosas de las que ya no me acuerdo
En una conversación con unos compañeros de trabajo salió el tema de los sueños. Uno de ellos, que con toda seguridad desea permanecer en el anonimato, habló sobre los sueños lúcidos, y me recordó la época de mi vida en la que tenía ese tipo de sueños, y disfrutaba realmente de ellos: la niñez.
Y es que cuando el de la foto de arriba a la derecha (del blog) era un crío, tenía la curiosa habilidad de hacer lo que le diera la gana en gran parte de sus sueños. La típica pesadilla que te da la nochecita era todo un bromazo, pues podías convertir al mismísimo Conde Drácula en el vampirillo que contaba números en Barrio Sésamo, salir volando, cambiar la ubicación del sueño, o cualquier otra cosa que se te ocurriese. Vamos, que los sueños eran todo un placer, puesto que siempre te salías con la tuya.
Con el tiempo todo eso se fue perdiendo, al igual que otras mágicas cualidades (y no, no me estoy refiriendo a la potencia sexual que se tiene cuando se es un chaval de dieciocho añetes XD), como la capacidad para (ojo que esto es rarito) recapitular, tumbado en la cama a oscuras, e intentar recordar el hilo de pensamientos que me había llevado hasta llegar al de "voy a intentar contar cuántos paréntesis he abierto hasta llegar aquí". El número solía ser de siete, y os aseguro que me costaba un esfuercito llegar a ello, fundamentalmente por que este ejercicio sólo se me venía a la cabeza precisamente cuando no tenía intención de llevarlo a cabo, por lo que no había intentado memorizar los pensamientos.
También tenía una capacidad (para mi) increíble para todo lo que estuviera relacionado con la tecnología. Se que no soy el único, esto es, no estoy alardeando de ello sino mencionándolo, pero estoy convencido de que con los conocimientos que hoy tengo (que como todo el mundo sabe, cuanto más aprendes, menos conoces), y el potencial imaginativo que tenía cuando era un niño, seguramente podría llevar a cabo proyectos hiper-ultra-mega-super-complejos sin el menor problema.
La música era otra cosa para la que tenía gran facilidad en todos los sentidos. Recordaba todos los nombres de las formaciones que escuchaba en los programas de radio, componía mis propias canciones, y las llevaba a la práctica con los peores medios que podáis imaginar (bueno, no tanto, pero casi casi). Mi generación no tuvo ordenadores con capacidades "multimedia", así que había que apañarse con teclados chiquitajos, y el uso recurrente del "Mic In" y el REC de lo que antaño llamábamos "cadena de música". Como no sabía solfeo, ni técnica alguna, yo preparaba mis propios patrones en papel, como si de un tracker se tratase, para luego interpretar, siempre en directo y pista por pista, todas y cada una de las notas que debía incorporar a la canción. El resultado fue una cinta llena de temas a la que llamé "DestiNación", cuya calidad dejaba (algo más que) mucho que desear.
Hoy me siento ante el PC, con un teclado MIDI, un secuenciador de los de quitarse el sombrero, Internet para conseguir samples, miles de herramientas para generar sonidos propios, y una sala cómoda en la que eyacular ideas, y no soy capaz de poner en práctica esa melodía que, de camino a casa desde el trabajo, he empezado a componer en mi cabeza, aún después de haberla silbado hasta llegar al PC.
Podría mencionaros varios motivos más por los que he llegado a la conclusión de que, a la edad de treinta y dos años, el potencial de un epyblast común ha disminuido tremendamente con respecto a si mismo, quince años atrás, pero en lugar de eso os contaré por qué creo yo que eso ocurre, y es que con los años, uno pierde la capacidad de imaginar, y con la imaginación se va a tomar por el culo todo lo demás. En resumidas cuentas, de niño tus neuronas están en constante ebullición. Se forman miles y miles de sinapsis diariamente, y cuando tu redmelonar neuronal alcanza un nivel de energía estable, estás en la puta madurez, y te queda el conocimiento justo para no cagarte con la tapa del WC bajada.
Eso si, algo que no he perdido por el camino es una cualidad (no capacidad), que tenemos la mayoría, y es aquello de levantarte por la mañana, y cuando tu pareja (o quien coños duerma contigo) te habla, tú le sueltas un rollo infumable, y a la par que le sueltas la parrafada, te empiezas a dar cuenta de la soberana estupidez que estás diciendo, y es que tus sueños acaban de irrumpir en la realidad, haciéndote escupir idioteces que en el mundo de los despiertos carecen de sentido, aunque podrías jurar que un minuto antes todo eso era el producto de un pensamiento brillante, y bien argumentado. Por si todavía no sabéis de qué hablo, me estoy refiriendo a eso de -"tu, cabronazo, ¿te has lavado ya los güevos?" -"no me ha dado tiempo todavía a lavármelos por que en realidad los elefantes intentaban cruzar la luz de mil estrellas", seguido de un (para tus adentros) -"¿qué coños acabo de decir?", y luego un (a ella) -"ni caso, que estoy sobao".
Y es que cuando el de la foto de arriba a la derecha (del blog) era un crío, tenía la curiosa habilidad de hacer lo que le diera la gana en gran parte de sus sueños. La típica pesadilla que te da la nochecita era todo un bromazo, pues podías convertir al mismísimo Conde Drácula en el vampirillo que contaba números en Barrio Sésamo, salir volando, cambiar la ubicación del sueño, o cualquier otra cosa que se te ocurriese. Vamos, que los sueños eran todo un placer, puesto que siempre te salías con la tuya.
Con el tiempo todo eso se fue perdiendo, al igual que otras mágicas cualidades (y no, no me estoy refiriendo a la potencia sexual que se tiene cuando se es un chaval de dieciocho añetes XD), como la capacidad para (ojo que esto es rarito) recapitular, tumbado en la cama a oscuras, e intentar recordar el hilo de pensamientos que me había llevado hasta llegar al de "voy a intentar contar cuántos paréntesis he abierto hasta llegar aquí". El número solía ser de siete, y os aseguro que me costaba un esfuercito llegar a ello, fundamentalmente por que este ejercicio sólo se me venía a la cabeza precisamente cuando no tenía intención de llevarlo a cabo, por lo que no había intentado memorizar los pensamientos.
También tenía una capacidad (para mi) increíble para todo lo que estuviera relacionado con la tecnología. Se que no soy el único, esto es, no estoy alardeando de ello sino mencionándolo, pero estoy convencido de que con los conocimientos que hoy tengo (que como todo el mundo sabe, cuanto más aprendes, menos conoces), y el potencial imaginativo que tenía cuando era un niño, seguramente podría llevar a cabo proyectos hiper-ultra-mega-super-complejos sin el menor problema.
La música era otra cosa para la que tenía gran facilidad en todos los sentidos. Recordaba todos los nombres de las formaciones que escuchaba en los programas de radio, componía mis propias canciones, y las llevaba a la práctica con los peores medios que podáis imaginar (bueno, no tanto, pero casi casi). Mi generación no tuvo ordenadores con capacidades "multimedia", así que había que apañarse con teclados chiquitajos, y el uso recurrente del "Mic In" y el REC de lo que antaño llamábamos "cadena de música". Como no sabía solfeo, ni técnica alguna, yo preparaba mis propios patrones en papel, como si de un tracker se tratase, para luego interpretar, siempre en directo y pista por pista, todas y cada una de las notas que debía incorporar a la canción. El resultado fue una cinta llena de temas a la que llamé "DestiNación", cuya calidad dejaba (algo más que) mucho que desear.
Hoy me siento ante el PC, con un teclado MIDI, un secuenciador de los de quitarse el sombrero, Internet para conseguir samples, miles de herramientas para generar sonidos propios, y una sala cómoda en la que eyacular ideas, y no soy capaz de poner en práctica esa melodía que, de camino a casa desde el trabajo, he empezado a componer en mi cabeza, aún después de haberla silbado hasta llegar al PC.
Podría mencionaros varios motivos más por los que he llegado a la conclusión de que, a la edad de treinta y dos años, el potencial de un epyblast común ha disminuido tremendamente con respecto a si mismo, quince años atrás, pero en lugar de eso os contaré por qué creo yo que eso ocurre, y es que con los años, uno pierde la capacidad de imaginar, y con la imaginación se va a tomar por el culo todo lo demás. En resumidas cuentas, de niño tus neuronas están en constante ebullición. Se forman miles y miles de sinapsis diariamente, y cuando tu red
Eso si, algo que no he perdido por el camino es una cualidad (no capacidad), que tenemos la mayoría, y es aquello de levantarte por la mañana, y cuando tu pareja (o quien coños duerma contigo) te habla, tú le sueltas un rollo infumable, y a la par que le sueltas la parrafada, te empiezas a dar cuenta de la soberana estupidez que estás diciendo, y es que tus sueños acaban de irrumpir en la realidad, haciéndote escupir idioteces que en el mundo de los despiertos carecen de sentido, aunque podrías jurar que un minuto antes todo eso era el producto de un pensamiento brillante, y bien argumentado. Por si todavía no sabéis de qué hablo, me estoy refiriendo a eso de -"tu, cabronazo, ¿te has lavado ya los güevos?" -"no me ha dado tiempo todavía a lavármelos por que en realidad los elefantes intentaban cruzar la luz de mil estrellas", seguido de un (para tus adentros) -"¿qué coños acabo de decir?", y luego un (a ella) -"ni caso, que estoy sobao".